lunes, 11 de junio de 2012

Proceso de adquisición del conocimiento

También llamado procesos del pensamiento

El conocimiento es un proceso de interacción sujeto-objeto y sociedad.
El objeto cobra sentido cuando el sujeto mediante su práctica se pone en contacto con él.
Comúnmente interactúas con una infinidad de objetos, tienen sentido para ti en cuanto les das uso, esto es, actúas sobre ellos.  Por ejemplo,  si vas a comprar pintura, eliges el lugar que  tu (sujeto) consideras que es el más adecuado; imagina que tu familia te recomienda un lugar idóneo para comprar lo que necesitas y es el centro, pero, además, los medios de comunicación influyen en ti para que vayas a determinado centro comercial, y te recomiendan que los mejores productos son de determinadas marcas: en este sentido, existe todo un cúmulo de influencias sociales que determinan tus compras  (relación sociedad).  Finalmente, llegas al centro comercial de tu elección, y decides comprar pintura color violeta  (objeto).
Varios estudios se han hecho sobre el tema. Tal es el caso de Jean Piaget y algunos de sus seguidores, quienes investigaron sobre el desarrollo de la inteligencia en el niño con el fin de comprender cómo el humano construye el conocimiento.

Para dar respuesta a estas interrogantes retomaremos la teoría de la psicología genética de J. Piaget. Para él, el conocimiento es un proceso que se inicia en la infancia. El sujeto al relacionarse con el objeto esta mediado por la “acción”  mental o física, la práctica que es el factor esencial para la comprensión del proceso del conocimiento. Esta acción no sólo la produce el sujeto en forma interna, sino que está generada por el entorno social.  Los objetos, las cosas, tienen significado especial o específico según el contexto en que se dan.

El sujeto utiliza ciertos instrumentos de adquisición de conocimientos; esos mecanismos tienen el carácter de ser internos, son “estructuras cognoscitivas” de pensamiento.  Estas serán utilizadas dependiendo del desarrollo físico e intelectual del sujeto.
Para que se dé el conocimiento y para que se desarrolle, tendremos que mencionar una categoría central, la de “equilibrio”.
Se entiende por equilibrio, al estado transitorio que cierra el proceso de asimilación y acomodación generando un nuevo conocimiento, y que tendrá que romperse para permitir la construcción de conocimientos más complejos.
El conocimiento es un proceso, una construcción continua que tiende a incorporar elementos innovadores que lo hacen más consistente y permiten al sujeto relacionarse mejor con la realidad, a partir de estados sucesivos de desequilibrio-equilibrio.
Cabe aclarar que existe desequilibrio cuando hay necesidad, es decir un desajuste emocional, fisiológico o cognitivo que sufre el sujeto cuando está ante una situación o un problema nuevo ya sea fuera de nosotros o en nosotros.  De tal manera que se requiere de un reajuste de la conducta por medio de la acción.  La acción termina en cuanto las necesidades están satisfechas, es decir, cuando el equilibrio ha sido restablecido.  Esto implicará futuras necesidades, y así encontramos un proceso infinito.
Al buscar el quilibrio estamos adaptando, asimilando y acomodando nuevos conceptos para poder resover situaciones continuamente.
Revisa el siguiente esquema el cual muestra la organización del proceso del conocimiento de acuerdo a las estructuras variables según J. Piaget.
Recordemos que la actividad mental se organiza en estructuras variables. Para Piaget éstas se encuentran agrupadas en dos niveles de desarrollo. En los siguientes apartados, revisa en que consiste cada uno de ellos: Nivel senso-motor y el Nivel lógico-matemático.
El sujeto posee la capacidad de conocer a partir de estructuras simples (percepciones) para construir estructuras de conocimiento complejas (abstracciones lógico-matemáticas), que le permitan comprender adecuadamente la realidad.
Si partimos de las acciones senso-motrices más elementales (como empujar, tirar, etc.), y después vamos a las operaciones intelectuales más complejas, que son acciones interiorizadas o realizadas mentalmente (jerarquizar, relacionar, etc.), nos podemos dar cuenta que el conocimiento está unido a operaciones o acciones, es decir, a transformaciones. En consecuencia, ya que el proceso de conocimiento no se puede aislar del desarrollo de la inteligencia, tendremos que preguntarnos:
¿Cómo pasa un sujeto de un estado de menor conocimiento a un estado de mayor conocimiento?
Esto puede corroborarse de una manera más palpable cuando al interior de una familia podemos establecer comparaciones entre los comportamientos o actitudes observadas de hermanos de edades diferentes. O bien, un niño en primer grado de primaria que intelectualmente tiene la disposición para sumar, pero aún no se le puede exigir -en ese momento- que realice una ecuación, aunque potencialmente este por lograrlo.
El desarrollo intelectual -ya lo hemos señalado-  es un proceso de cambios estructurales que llevan al individuo o sujeto de etapas intelectuales simples a etapas cada vez más complejas.

“Desarrollo de la Inteligencia”

Piaget afirma que este desarrollo intelectual que lleva a cabo un sujeto comprende seis: “Etapas” o períodos cognoscitivos,  mismo que tienen una propiedad secuencial (continua), es decir, que aparecen en un orden fijo de sucesión porque cada uno es necesario a la evidente formación del siguiente.  A continuación  revisa en qué consiste cada periodo:

I.     “Primer periodo de los reflejos”
II.    “Segundo periodo de los primeros hábitos”
III.   “Tercer periodo de la inteligencia práctica”
IV.   “Cuarto periodo de la inteligencia intuitiva”
V.    “Quinto periodo de las operaciones intelectuales concretas”
VI.   “Sexto periodo de las operaciones intelectuales abstractas”

Cuando la inteligencia se distingue del pensamiento. La primera implica dar respuesta por parte del sujeto a un problema reciente o nuevo, coordinando de manera adecuada los medios que posibilitan un resultado (fin), al cual no se tiene acceso de forma inmediata (siendo captado de modo directo por la inteligencia senso-motriz), en  la segunda, el pensamiento es una especie de simbolismo, imágenes mentales o representaciones que no parten de una acción directa.
Los períodos siempre aparecen en el mismo orden de sucesión, lo cual podría llevarnos a suponer que esto depende de algún factor biológico, tal como la maduración; sin embargo, esto no hace más que abrir camino a construcciones posibles.
Sería un error considerar la sucesión de dichos períodos como resultado de una predeterminación innata (que se nace con ella y, por tanto, no es aprendida), dado que toda secuencia entraña una construcción novedosa y continua.
Así, por ejemplo, el adelanto o retraso intelectual depende del ambiente concreto (ambiente económico, político, social, cultural, educativo, etc.), donde se desarrolla el sujeto. Esto explica en mucho el por qué tenemos conductas diferentes los seres humanos, no obstante que pertenecemos a una misma especie. O incluso, en una misma sociedad, depende de la ubicación, ventajas y desventajas, que tengamos al interior de ésta para señalar nuestro ámbito de comprensión.
Así pues, se distinguen en el desarrollo intelectual del niño tanto el “aspecto psicológico” o “espontáneo”, que es el desarrollo de la inteligencia en general, así como el “aspecto psicosocial”, que es todo aquello que se recibe desde afuera: herencia social transmitida por la interacción familiar, escolar, etcétera.
En consecuencia, el desarrollo cognoscitivo del sujeto no esta impuesto ni por la maduración, ni por la presión del medio, sino está en función de la interacción de ambas.
Hasta aquí podemos señalar lo siguiente:
Existen diferentes modelos que definen la relación que se da entre el sujeto, el objeto y la sociedad. Estos son: el mecanicista y el idealista-subjetivo; el primero propone que es el objeto activo y el sujeto pasivo; esto es, el objeto crea conocimiento en el sujeto. En el segundo, la sociedad determina al sujeto para que éste mediante su conocimiento, transforme al objeto, y el tercero es el modelo objetivo-activista; el cual sitúa al sujeto, al objeto y a la sociedad en interacción recíproca.
Jean Piaget explica la construcción del conocimiento. En su teoría plantea que la “acción” es el aspecto esencial para la construcción del conocimiento, la cual se efectúa entre el sujeto y el objeto. Así, el sujeto al relacionarse con los objetos (y el mundo social) va construyendo sus estructuras cognoscitivas y pasando por constantes periodos de “equilibrio-desequilibrio” para “adaptarse” progresivamente al medio que le rodea.  el individuo paulatinamente va “organizando” sus estructuras a partir de un proceso de “asimilación-acomodación”.

El sujeto pasa por seis períodos bien definidos. Los primeros tres caracterizan el período senso-motor ( de los 0 a los 2 años), en los cuales su actividad con los objetos se encuentra medida por su actividad motriz. Los siguientes tres períodos se agrupan en el nivel lógico-matemático; en este período el sujeto maneja operaciones mentales propias del sujeto.

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